sábado, 21 de marzo de 2009

¿ Sueño o realidad?

-Mamá, ¿qué hacemos aquí? ¿por qué no estamos en casa? ¿Qué es lo que pasa? ¿Me escuchas, mamá? ¿Por qué haces como que no estoy? ¿Qué hacemos delante e esta mansión ? ¿Y quién es con la que estás hablando?¿Mamá...?- Bajé la mirada aún confusa. Una gigantesca mansión blanca se extendía frente a mis ojos, era abrumador. Mi madre conversaba con una extraña de pelo blanco, que me miraba y sonreía tiernamente. Detrás de ella, una chica exactamente igual que ella pero un poco más baja que yo, se escondía y me miraba con ojos traviesos. -Mamá..- dije lo suficientemente alto como para que mi madre se girara sobre sí misma después de cruzar el umbral.-creo que me voy a ir a la biblioteca. Dí la vuelta y me aleje con paso ligero. Ellas no intentaron detenerme y eso me ayudo a no girarme para volver a enfrentarme a sus miradas tristes. ¿Qué era lo que pasaba? No tenía ni idea. En la biblioteca las paredes eran marrones claras, las estanterías ocupaban todo el espacio aunque estaban casi vacías. ¿Y los libros? Busqué por todas partes el volumen que necesitaba. Llevaba ya más de 5 libros y aún no daba con el. Me subí a unas escaleritas para ver el ultimo estante de libros, era extraño pero en cada casillero, que era como se dividían las estanterías, habían una o dos figuritas. En el casillero que tenia un poco más arriba se encontraba lo que andaba buscando. Estiré mi brazo y alcance los cuatro libros principales. Caminaba hacia la gran mansión blanca con unos 11 libros apilados unos encima de otros. Abrí la verja y entre como pude sin que los libros colapsarán con el suelo. Pero uno de ellos se cayó y alguien lo recogió. -No sabia que te gustarán estas cosas. - Una voz burlona salio de por detrás de la pila de libros. No podía ver quien era, pero no pude evitar sonrojarme al escuchar esa voz tan aterciopelada. -No es asunto tuyo lo que me guste o me deje de gustar.-Dije con el mismo tono que él, supuse que era un chico, había tenido conmigo. -Bueno, tampoco es que deba interesarme.-Ladeé un poco mi cuerpo y le vi. Era blanco de piel, el pelo castaño oscuro se alborotaba liso y perfecto en su rostro, tenia las mejillas ligeramente coloradas y una expresión de pasota total, que hizo ponerme a la defensiva. -Bah¡- Dije mientras comenzaba a andar hacia la puerta de la mansión. -Eso, huye.- Sentí el peso del libro otra vez en el último puesto de la escalera de libros. -No huyo, tengo prisa y no puedo malgastar mi tiempo con un crío borde como tú.-Cerré de una patada la puerta principal. Mi madre se aceró y me ayudo con los libros. -Está noche vamos a casa de tú tía. -Me parece bien. En casa de mi tía todo fue normal. Saludé a mi prima al llegar, mi madre dejó una planta en el cuarto de invitados y se marchó. Dijo que volvería aunque yo lo dudaba, y no sabia porque. Entre en el cuarto de invitados, me tumbé sobre la cama y contemple la planta. Entonces le recordé, y un escalofrió me recorrió la espalda y mis mejillas ardieron como nunca antes lo habían hecho. No se cuanto tiempo pase recordándole pero me sentía vacía, quería volver a verlo, volver a la mansión. Recogí mis libros y mi nueva planta y me despedí de mi prima. Salí deprisa y sin pausa del piso, teniendo cuidado con la planta. Al llegar a la verja lo vi, estaba bajo el árbol de la mansión. Levantó la cabeza y sus ojos se cruzaron con los míos. Me quedé paralizada al ver como se acercaba a donde yo me encontraba. Reaccioné rápido, un coche quería entrar, eran amigas de mi onee-chan. Les abrí la verja y entre con paso ligero y firme. Las amigas de onee-chan hacían mucho escándalo. Por suerte aparcaron el coche y siguieron andando. Él me seguía intentando hablar conmigo pero yo no quería. -Hola -Hola. -Has vuelto.- Su tono sonaba alegre. -Solo vengo a dejar unos libros.-Le corte secamente. -Pensé, bueno yo... me gustas. Eres muy guapa y encantadora.-Sonaba entusiasmado y alegre. -¿Perdona?-Me detuve un momento. Inmediatamente después comencé a andar de nuevo. -Pues eso, que ,- Pasaron las amigas de onee-chan en frente suya.- Guau¡¡ Pero que buenas estáis. Sois muy wapas ¡¡eh¡¡-Me miro a mi de nuevo- Eso que me gustas. -.-' ¿ se cree que no me enterado? -No ¡Espera! Ha sido un error.- Corrí hacia la puerta trasera y entre en la cocina. Sus disculpas aún se escuchaban. -¡Has vuelto!- Oí una voz dulce. Alce la vista y vi a la niñita adorable justo enfrente mía y a mi onee-chan sentada en una silla de la mesa del comedor. Su pelo blanco tapaba su cara de preocupación pero yo la conocía demasiado. -Hola, onee-chan. Tus amigas están fuera.-Mire a la niñita adorable.- Mira oneesan, tenemos una nueva planta. Tenia la tierra deshecha y la raiz fuera de la tierra. Con las prisas no me preocupe de ella. -Él no tiene la culpa.- Me dijo en un susurro la niña adorable. -Exacto- exclamo onee-chan. A ver .. explico, este fue un sueño que tuve ... no se quien es el chico, no se quienes son mi onesan y mi oneechan.. no se nada. Fue muy extraño. Comenten y Gracias por leerlo¡¡¡

viernes, 20 de marzo de 2009

Un dia Especial 3- Ultima parte- ^-^

Llegué a mi casa, después de toda la mañana cavilando sobre si de verdad Angelo y yo nos conocíamos de antes. Pero no recordaba casi nada de mi infancia, no era una novedad, la verdad es que había una parte de mis recuerdos que eran borrosos y casi inexistentes. Al entrar al comedor vi a mi madre sentada en el suelo sobre un cojín amarillo que resaltaba su falda verde. Habían un montón de fotografías esparcidas a su alrededor.
-¿Qué estas haciendo, madre?- Le pregunté mientras dejaba la mochila sobre la mesa principal.
-Estoy volviendo a ordenar las fotografías, hay muchas que estaban sin poner en los álbumes y quería ordenarlas y añadirlas.- Me hizo una señal para que me reuniera con ella.
-Ah, ya veo. ¿Y qué tal lo llevas?- Me senté y cogí entre mis brazos unos de los álbumes que estaba apartado. Supuse que ese ya estaría ordenado. Lo abrí cuidadosamente y pasé una tras otra las primeras páginas.
-Ese ya está terminado, es de cuando tenias unos 5 añitos. Eras tan mona.- Mi madre me sonrió tiernamente, mi mirada pasaba de fotos a fotos, y de repente lo vi. Esos ojos verdes que me dejaban sin habla. Era un niño de mi edad, un poquito mas grande, me cogía de la mano tiernamente y me miraba fijamente a los ojos. Yo sostenía su mirada con una sonrisa infantil y con mi otra mano sujetaba algo que colgaba de mi cuello.
-Mamá, ¿Quién es este chico?- Le pregunté atónita a mi madre.
-¡Ah!, Angelo, que de tiempo sin acordarme de él. De chicos pasabais horas juntos jugando en el parque central, siempre ibais cogidos de la mano. Eráis adorables. Creo que se fueron porque sus padres tuvieron un accidente y los mandaron con sus abuelos paternos. Aunque la casa en la que vivían sigue estando a su nombre, quizás vuelvan. Parecíais dos tortolitos. Aunque no me extraña que no recuerdes nada, cuando el se fue, entraste en estado de shock. Tu padre y yo nos preocupamos mucho, pensamos que no podrías volver a la normalidad, aunque al final, no sé porque, te olvidaste de su existencia y un día inesperado nos saludaste con una sonrisa enorme en los labios. El día anterior te lo pasaste durmiendo profundamente. Fue como si tu mente borrara todos los recuerdos que tenias de él. Siento no habértelo contado antes...pero nunca te habías interesado en ello. - Mi madre pasó su mano dulcemente por mi mejilla y me limpió una lágrima. Sin darme cuenta estaba llorando, me habían venido imágenes a la mente, dos niños corriendo por un extenso suelo de arena cogidos de la mano. Yo era uno de ellos, mi mano era sostenida por un chico... me caí y el me ayudó a levantarme. Era adorable el chiquillo.
-Si mamá, lo siento. Es que, me han venido recuerdos fugaces. Me voy mamá , he venido a comentarte que me voy a quedar en casa de Cristal de nuevo, se siente un poco sola.
-De acuerdo, te vendrá bien despejarte.- Me dio un beso en la frente, me levanté cogí una maleta donde metí ropa, toalla, cepillo de dientes, peine, y otras cosas y salí rápidamente de casa.
Al poco rato, llegué a casa de Cristal. Entré sin llamar, la casa estaba desierta sólo se escuchaba un leve ruido en la habitación del fondo. La habitación de Angelo. Cerré de un portazo la puerta principal, el ruido ceso. Me quedé quieta esperando que se abriera la puerta del fondo, pero no sucedió lo que esperaba. Así que me dirigí hacia la habitación, abrí la puerta y allí estaba él. Sus ojos verdes se encontraron con los míos. Él se encontraba tendido en la cama, yo en un primer impulso me fui a acercar a él pero mis piernas no se movieron. Entonces noté mis lágrimas salir a borbotones, lloraba como una cría chica. Las rodillas no me soportaban pero no pensaba dejarme caer tan fácilmente.
-Eres...tú...- Dije entre sollozos. -No puedo creerme...-Me limpiaba las lágrimas pero era inútil al instante volvían a salir más. - Te .. olvidé por... completo...Olvidé los momentos que... pasamos juntos... Te olvidé...-
Esta vez sí, mis piernas no me aguantaban y caí sobre ellas en el suelo. Tapé mi cara con mis manos y mi pelo me cubría a su vez las manos. No quería acabar con una escena como esa, me sequé de nuevo las lágrimas, esta vez intenté controlarme más. Levanté la cabeza y me di cuenta que él estaba sentado en la orilla de la cama, estirando su brazo hacia mi, como si fuera a ayudarme. Como cuando me caí de chica y él me tendió su mano y me ayudó a levantarme. Le sonreí, me apoyé sobre una de mis rodillas y alcé mi mano hasta juntarla con la suya.
-Te he estado esperando.- Me dijo con voz angelical. Me levanté con su ayuda y me puse justo enfrente de él. Le abrace con fuerza, mientras el seguía sentado en la cama.
-Te he echado de menos.- Las palabras salieron de mi boca sin tener que pensarlas demasiado, era verdad. Lo esperaba desde hacia mucho tiempo. Me separé lo justo de él para mirarle a los ojos, a sus increíbles ojos verdes. Me acerqué lentamente y posé mis labios sobre los suyos. Al separarlos sentí una opresión en el pecho, no quería separarme de él, no, nunca más me separaría de él. Le eché hacia atrás levemente y sin esfuerzo, él se dejo llevar. Me envolvió en un cálido abrazo mientras nuestros labios volvían a juntarse descargando corrientes eléctricas y nuestros cuerpos se fundían en uno de nuevo.
-No te dejaré nunca.- Le susurré entre las veces que nuestros labios se separaban.
-Ni yo me alejaré de ti nunca más.- Me dejé llevar por sus caricias, sabía que después de todo, nunca jamás nos separaríamos. No lo permitiríamos.

Fin


domingo, 15 de marzo de 2009

Un dia Especial 2

Ya me encontraba en mi casa, más concretamente en mi cuarto sentada en mi cama, abrazada a mi almohada y recordando los instantes del beso de esa tarde:
Nuestro labios se separaron, el beso fue apasionado y largo, cerré los ojos dos minutos después de que nos fundiéramos en un abrazo. Él me acariciaba el pelo dulcemente y eso a mi me encantaba.
Después de separarnos tan solo me dijo: nos volveremos a ver. Y se marchó.

Ahora estaba confundida y tenía miles de preguntas rondándome la cabeza. Más, tan solo una de ellas, destacaba; ¿Quién era él?
No conseguía quitármelo de la cabeza, me costó quedarme dormida, pero al final sucumbí al sueño.
Al día siguiente llegué a clase la primera, tiré por otro camino ya que no quería encontrármelo de nuevo. Al rato llegó Cristal, super contenta y comenzamos a charlar, yo le conté lo que me había pasado el día anterior y ella me contestó:
-Jaja y ¿Dices que era rubio y con los ojos verdes? ¿Y que te beso? jajaja no puedo creerme que haga esas cosas el primer día de haber llegado...-
-¿Perdona? ¿Cómo has dicho Cristal?- El profesor entró por la puerta, así que nos tuvimos que sentar en nuestros respectivos asientos.
Durante toda la mañana Cristal se negó a contarme nada pero me dijo que fuera a comer a su casa, llamé a mi madre , se lo pregunté y me dejó. Nos fuimos dando un paseo hasta su casa, que no quedaba muy lejos del colegio aunque sí más que la mía. Era una minúscula casita en la esquina de una avenida, muy humilde y aunque por fuera descuidada, por dentro estaba bien pintada y decorada. Solté mi mochila en su cuarto y nos fuimos a la cocina a preparar algo de comer.
-Bueno, hoy por ser un día especial haré espaguetis a la carbonara ¿Te gustan?- No podía negarme a nada de lo que me fueran a dar a si que asentí conforme.- Espero que él no llegue antes de tiempo.
-¿Él?- Pregunté intrigada.
-Si, ya sabrás de quien hablo mas adelante.- Dijo con una sonrisa torcida que mostraba sus ganas de intrigarme y que conseguía.
Ella acabó de hacer los espaguetis y yo terminé de hacer una ensalada, lo único que me dejó preparar. Pusimos la mesa, y la puerta de la entrada se abrió y cerró.
-Hola, ya estoy en casa. Que bien huele.-Una voz aterciopelada... no podía ser.
-Hola hermanito, tenemos una invitada a comer. Ven al comedor, ya está puesta la mesa y servida la comida.- Al instante apareció una majestuosa figura; pelo rubio , piel blanca, ojos verdes brillantes...
¡No podía ser! Era él. ¿Había dicho "hermanito"?
-Hola.- me saludó con una sonrisa radiante. Se acercó a mi , me dio un beso en la mejilla y me acarició la mejilla. 
-Ho-la...- Titubeé. -Tengo que ..e..irme.. Hasta luego Cristal y...-
-Angelo- me ayudo. Bueno al menos ya sabia como se llamaba. Me dirigí rápidamente a la puerta, Cristal me seguía.
-¿No piensas comer? Por favor... lo he hecho para ti...- Puso ojos de perrito degollado.
-¿Por qué no me dijiste que era tu hermano?- Casi grité de la frustración.
- Pensé que sería una grata sorpresa...- ``¿Grata sorpresa? Absurdo...´´- No te vayas por favor, quédate conmigo a comer, digo con nosotros.
-Si, a mi no me molesta tu presencia.- Detrás de Cristal se escuchó su voz, Angelo hablaba seriamente.

-Bueno...- Contesté sumida en sus ojos. La comida fue divertida, después de todo estaba con Cristal, y su hermano era bastante serio aunque muy simpático es algunas ocasiones. Y además parecía muy listo. Cristal me invitó a quedarme a dormir, vivía sola con su hermano, sus padre murieron hacía tiempo no sin antes dejarles una gran herencia. Llamé a mi casa y mi madre me dejó después de intentos razonables que poco a poco fue comprendiendo.
Era de noche, yo me quedaría en la habitación pequeña de invitados, que estaba justa al lado del servicio, la habitación de Cristal estaba enfrente y Angelo, no sabía pero tampoco me importaba. Cristal se quedo en mi habitación hasta bien entrada la noche, a las 00:35 se fue a dormir, al día siguiente teníamos instituto.
-Hasta mañana, Cristal. Que descanses me lo he pasado muy bien.- Le sonreí y abracé fuerte .
-Hasta mañana mi amor, que descanses.- Tenia un lenguaje algo peculiar, influenciado por su madre que se crió en el extranjero de donde ella y su hermano procedían.- Descansa, mañana será un gran día.-
Salió despacio, haciendo muecas graciosas hasta que desapareció detrás de la oscuridad del pasillo y escuché la puerta de su habitación cerrarse. Me levanté y me asomé cuidadosamente, nada de luz, me fui al cuarto de baño y entré sin tocar a la puerta. Enrojecí al levantar la mirada y verme a Angelo sin camisa y tan solo con una toalla que cubría su parte de abajo. ¿Qué hacía con la luz apagada? No, estaba encendida pero era una luz muy clara. Sus ojos se toparon con los míos que recorrían su figura minuciosamente.
-¿Te gusta lo que ves?- Enrojecí al instante, por el sonido de su voz, por su sonrisa traviesa y por el significado de la pregunta. Me tendió la mano grácilmente, y yo después de pensármelo detenidamente la junté con la mía. Hizo un leve esfuerzo y me situó junto a su cuerpo. Un chasquido se escuchó a mi espalda, la puerta se había cerrado.
-Sabes, no pensé que conocieras a mi hermana.-Sonrió mientras lo decía.- Me alegro que te hayas quedado a dormir hoy.- Recorrió mi cuello con la nariz, y sentí su aliento rozándome delicadamente.
-¿Por qué me haces esto? ¿Si ni siquiera nos conocemos...?-Su mano quitó un botón de la camisa de mi pijama.-¿Qué haces?
-Tu ya me has visto.... ahora me toca a mi .- ¡¿Cómo?! Tenía la camisa totalmente abierta, cerré los ojos. -Además, nosotros ya nos conocemos.- Intenté evadirme de su abrazo pero era más fuerte que yo. Su mano bajó de mi cuello y recorrió lentamente mi pecho, estaba temblando, ¿Qué se suponía que debía hacer? Sus labios se posaron en mi clavícula y subieron hasta que se encontraron con los míos. Entre besos y caricias me deje llevar, ya no tenia puesto el pijama y él recorría mi cuerpo con sus manos.

Era de día, me encontraba en la cama de Angelo, tumbada casi encima suya, él me rodeaba con sus brazos. Le dí un tímido beso en el cuello. Gimió.
-Buenos días.- Dijo dándome un beso en el pelo.
-Hola- Le sonreí. Nuestras miradas se cruzaron y nos besamos.
Estaba contenta por lo que había ocurrido, después de todo me había enamorado, pero ... ¿Nos conocíamos de antes? Salimos al comedor, desayunamos y nos despedimos en la puerta con un beso profundo y tierno. Cristal no se quedó mirando y se adelantó un poco. La alcancé, llegamos a clase y todo continuó como el día anterior, aunque tenía una duda que resolver.
-Oye Cristal, ¿vosotros ya habíais venido antes aquí?- Ella se sobresaltó por la pregunta pero no dejó de sonreír.
-Bueno sí, hace unos años estuvimos viviendo unos meses justo en la misma casa que ahora. Aunque eramos más pequeños, salíamos a menudo. ¿Por qué lo preguntas?.-
-No, nada, curiosidad.- Es decir, verdaderamente podría haberme conocido de antes. ¿pero por qué no me acordaba de él?

sábado, 14 de marzo de 2009

Un Dia Especial

Paseaba tranquilamente por la avenida principal, que se encontraba a unos 100 metros de mi casa. Caminaba concentrada en mis mas absurdos pensamientos, y por supuesto, no miraba por donde iba.
¡Paf!... Mis libros esparcidos por el suelo, yo tirada boca arriba en el asfalto en mitad de la calle y alguien que se había chocado conmigo. ¡Vaya comienzo!.
-¿Estas bien?- Una voz aterciopelada resonó en mi cabeza. Abrí los ojos con cuidado, y vi una mano tendida en mi dirección. Levanté un poco más la vista y me encontré con unos ojos verdes claros que me contemplaban con desesperación.
-Sí- Sacudí mi cabeza despacio- Estoy genial... Gracias.- Me levanté sin necesidad de su ayuda, recogí mis libros.- Lo siento mucho- Y salí corriendo dirección al colegio toda colorada.
Me senté en el primer sitio que divise libre, al final de la clase y contemplé a los alumnos entrar por la gran puerta del instituto. La clase estaba casi llena, el timbre tocó y todos entraron apretadamente en la clase. El profesor entró y comenzó a explicar unas cosas del viaje de fin de curso. Después, sacó una hoja informativa del profesorado y gritó: ¡Pasa, no te quedes ahí!
Una chica morena, de color nieve de piel y ojos como dorado verdosos entro por la puerta casi dando saltitos.
-Hola me presento , me llamo Cristal para serviros. - Una sonrisa de oreja a oreja se extendía por su cara e hizo que a mi también se me extendiera otra.
-Siéntate donde más te apetezca.- Comentó el profesor , pero Cristal ya se había sentado en el pupitre libre que había justo frente a mi.
Contemplé su pelo rizado y despeinado pero acabados en preciosos tirabuzones. Su pelo se parecía mucho al mio, sólo que el de ella tenia más volumen. A los 10 minutos de comenzar la clase se dio la vuelta en un segundo y dejó una notita encima de mi mesa:
-"Hola, ¿qué tal estas? yo bien^^ estoy aburrida y te veo muy simpática ¿te importaría si hablamos?."
Le contesté sin pensármelo dos veces: 
- "Clarooo no importa ^^ yo estoy bien...aburrida por la clase... pareces muy alegre e hiperactiva ^^ Eres muy guapa..seguro tendrás muchos liges..."

Continuamos hablando todas las clases, fue una mañana auténtica. Nunca me lo había pasado tan bien, y ella era  super simpática. Al terminar las clases nos despedimos, a ella la venia a recoger su madre en coche y yo, volvía andando a mi casa.
No tenía ganas de volver a casa así que me dirigí al parque central, me senté en el columpio más cercano y comencé a leer las notas de Cristal y mías. Estaba sumida en la lectura riéndome a carcajadas cada vez que leía alguna de sus tonterías.
-Eres tú de nuevo.- Escuché la voz aterciopelada que procedía de mi espalda. Giré mi cabeza y le ví. Esos ojos verdes brillantes hicieron que mi corazón diera un vuelco. Me sonrojé, levantando rápidamente del columpio y poniéndome frente a él.
-Hola..- titubeé. Él se adelantó hasta ponerse a un centímetro de distancia, su mirada se introducía en mis ojos profundamente.
-Ya pensé que no volvería a verte- Recorrió mi pelo suavemente en una caricia y me rodeó la cintura con el brazo acercándome hacia el.
-¿¡Pero qué haces?! ¡Suéltame! Tengo que irme...- Forcejeé contra él, pero era muy fuerte.
-Tranquila, solo quiero admirar tu belleza...- Me sonrojé, se acercó a mi y sentí su aliento en mi cuello, posó lentamente sus labios en mi cuello dándome un beso. Me estremecí.
-¿Qué haces...?- Dejé mis manos sin fuerzas y cayeron a cada lado de mi cuerpo, ahora estaban justo enfrente mis labios de los suyos, sus ojos miraban seriamente los míos y yo deslizaba mi mirada de sus ojos a sus labios.
-Tranquila...- Susurró antes de posar sus labios sobre los míos.

Bosque de tinieblas

Estoy en un bosque, está oscuro. A veces pienso que podré ver la luz por entre las extensas hojas de los árboles altos que me cubren, pero para mi desilusión aún es de noche y lo será por mucho más. Cada día que pasa el bosque parece más oscuro...-Creo que lo llamaré El bosque de tinieblas- ... ayer escuché un ruido tras de mi, pero cuando miré no había nada ni nadie así que continué mi camino. Seguí andando sin ningún rumbo, pensando que algún día encontraría la salida , seguí y seguí caminando pero nada, continuaban apareciendo árboles altos y robustos con musgos en sus troncos. Deslicé mi mano para comprobar el tacto. Era húmedo y muy fresco, mis manos andaban solas por el tronco, entonces empezó a llover y no encontraba un refugio para la lluvia. Comencé a correr en busca de un refugio pero no lo encontraba, y entonces tropecé con una rama, caí sobre un montón de hojas secas que nunca había visto en los árboles. Era una especie de maleza... me tragaba y tragaba no podía moverme, me había cogido por completo y me engullía como una comida que estaba en su punto. Cerré los ojos y cuando los volví abrir...

Me encontraba en una gruta que estaba completamente cubierta de esas hojas que me habían engullido y el suelo estaba húmedo. Era un gran charco de agua que aun así estaba caliente. Vi algo moverse .. ¿era un rata? miré fijamente pero no, era alguien. Iba vestido con ropas antiguas y desgarradas por el paso del tiempo.

-¿Quien eres, hablas mi idioma? ¿dónde estamos?-yo pregunte sin ninguna respuesta . -sera que no sabe hablar- Supuse

-Soy Eric ....¿ y tu? ¿que haces en mi casa ? abandónala antes de que lo lamentes....

-No pienso irme ahora que he encontrado a alguien, no ahora que te he encontrado ... yo soy Aiko ... me he perdido entre las sombras y no se como regresar...¿me ayudas a volver?-

-Te digo que te vayas- la voz sonó mas fuerte y cada ves mas cerca, no había luz y sentí como me rozaba un gélido aire. Me asusté pero no intente huir-¿no te asustas? Vete, no debes estar aquí si quieres seguir viva huye ahora que puedes...-

Sentí como me rozaba y me apartaba el pelo del cuello. Sentí frío y me abrace a mi misma. Entonces note como el extraño me rodeaba con sus brazos, era frío pero no quería apartarme de él. Me di la vuelta para ver a el extraño y me quede cautivada por su pelo negro y largo, sus ojos brillantes y penetrantes, una malévola sonrisa. Sus manos que me tocaban sin temor del rechazo. Me sentí totalmente deseada, dejé que él fuera quitando la poca ropa que seguía cubriendo mi cuerpo, sus labios se encontraron con los míos.... entre caricias y besos acabe enamorándome perdidamente de él y de repente.
Clic.... una gota de sangre salió de mi cuello. No tenia miedo de acabar de ese modo, me había enamorado y entregado a mi único amor. Me deje caer en los brazos de mi amado, el cual empezó a lamer las corridas de sangre que salían de mi cuello, me abrazo con fuerza mientras yo iba perdiendo las mías .... lentamente todo acabo en el momento en que los dos conocimos la verdadera felicidad.

Nada dura para siempre si quieres algo lucha por ello y si ya tienes lo que quieres aprovéchalo. Dale tu amor a la persona que más ames y no la dejes nunca.


Aiko

Una pisca de Felicidad

Un día soleado, pájaros cantando, pero una honda tristeza en mi corazón....
Cada vez que levanto la mirada lo veo todo rodeado de oscuridad, siendo succionado por la soledad, la tristeza y la melancolía. Cuando conseguiré volver a sentir que alguien me escucha sin tener que callarme nada.
Las horas pasaban y yo seguía caminando sin rumbo ni destino hacia algún lugar en ninguna parte. La tarde se iba introduciendo apagando los calurosos rayos de sol, el cual se agarraba con uñas cortantes al cielo sin intención de soltarlo, pero acabó sucumbiendo a la oscuridad. Todo acaba sucumbiendo en la oscuridad.
Por fin un claro se abre ante mi, el parque en penumbras es mi refugio nocturno. En la oscuridad de la noche una brisa alborota mi pelo suelto y hace que me sobrecoja sobre la fría hierba que cubre el césped. Las estrellas están dispersas por el inmenso cielo oscuro, todas separadas de todas por eternos espacios vacíos, impenetrables. Sola en la penumbra derramo lágrimas sin que a nadie le llegue a importar, todos están felices en sus respectivas situaciones diarias que enfrentan, pero yo ya no consigo fuerzas para soportar el peso de la soledad. Una brisa, ahora cálida, recorre mi espalda y al instante un tacto suave recorre mi cabello peinándolo con dulzura. - Imposible- repite mi fuero interno- nadie sabe donde me encuentro, mis deseos llegan muy lejos, nadie se parara a escucharme...- .
-Hola....- Una voz procedente de mi alrededor poco conocida me habla. Aunque es de noche, nadie está en el parque a esa hora, salvo gente como yo...
Levanto mi vista aún sollozando y le veo, sonriéndome mientras me tiende la mano para ayudarme a levantarme. Le tiendo la mía pero mi intención no es ponerme a su nivel, si no que el se ponga al mio, hago un pequeño esfuerzo y acaba sentado al lado mía.
-Hola.- Digo mientras apoyo mi cabeza lentamente en mis rodillas. Contemplo las hojas de los árboles moverse justo enfrente, todo era como antes, salvo por la compañía que estaba al lado mía.
-¿Qué haces aquí? ¿qué te pasa?- Tontas preguntas a las que no tengo pensado responder. Porque a pesar de su ``interés´´ se que nunca me entenderá.
-No me pasa nada, estoy bien. ¿Y tú que haces aquí?- Inmediatamente después de mi pregunta me contesta, lo sabia solo quería compañía. No le importa lo más mínimo lo que me pase a mi. Bueno no importa, si eso le ayuda a él no voy a irme corriendo.
Pasan las horas, yo sigo mirando al frente mientras le hago preguntas corrientes; ¿Cómo te llamas? ¿Qué haces? ¿Dónde vives..?. Típico interés innecesario que debes mostrar para ser cordial.
-Es hora de irme- Me dice después de dos horas de charla. No me importa si él se va, yo me quedaría mas tiempo contemplando la oscuridad.
-Vale, cuídate.- Contesto inmediatamente con un falso tono de cordialidad.
-Nos vemos.- Se levanta y se aleja adentrándose en los árboles perdiéndose en la oscuridad de la noche. Yo me quedo allí un poco más de tiempo pero ya es tarde así que regreso a mi casa.

El día siguiente es como todos los demás. Me encuentro acompañada pero verdaderamente vacía. Al finalizar las clases y reuniones convenientes vuelvo a hacer el recorrido de todos los días. Al llegar al parque ya ha anochecido. Me siento en el mismo sitio de siempre, donde puedo contemplar las estrellas, los árboles, el río que resplandece bajo la luz de las estrellas. Rodeo mis piernas con mis brazos y apoyo la barbilla sobre las rodillas, mirando fijamente el horizonte donde destaca la mas inmensa oscuridad entre los árboles. Entonces recuerdo al chico de ayer, ¿volverá hoy de nuevo a este sitio?. No lo creo.
De nuevo una brisa cálida hace que me gire mirando hacia la dirección de la cuál ha procedido. Él se acerca lentamente a donde yo me encuentro, se sienta a mi lado igual que el día anterior, solo que esta vez no intenta levantarme, sonrío para mis adentros.
-Hola- le saludo.
-Hola- me contesta él.
-¿Que tal?- Sonrío mientras formulo la pregunta. Pero el está sumido en sus pensamientos.
-Bien. ¿Y tú?- Sigue con la mirada perdida. Vuelvo a llevar mi mirada hacia la inmensa oscuridad recordando cada palabra del día. Recuerdo lo que me han hecho revivir de nuevo, sonrío para mi tristemente y contesto con pesadez.
- Bien, supongo.- La conversación continua, pero esta vez yo estoy mas ``alegre´´. Aunque acabo contándole algo de lo que no me siento muy orgullosa, pero para mi sorpresa él me escucha, sin en teoría pensar en nada. Cuando termino de narrar se queda callado. -Ya esta, no lo ha entendido, si la verdad es que nunca nadie me entenderá.- Pero me equivocaba. Él se enfrento a mi mirada frustrada y vi en sus ojos reflejada la preocupación.
-Tranquilo, no te preocupes... ya lo tengo asimilado.- Mentira, aunque tampoco tengo porque decírselo a él.
-Dios..- Intento evitar carcajearme por su reacción. No recuerdo muy bien lo que me dijo pero me hizo reír a carcajadas en el momento en que casi gritó horrorizado
- Vete de casa, a donde esta tu amiga.
-Es tarde, no puedo. Además, vive algo lejos...- Una sonrisa se extendió por mi rostro al ver su reacción y las cosas sin sentido que decía. No se porque pero me soltó un tostón de más de un cuarto de hora, cosa que nadie antes había hecho. Normalmente se quedaban callados y no me volvían hablar del tema, pero el intentaba comprenderme. Me alegraba saber que por lo menos alguien intentaba entender lo que yo sentía al respecto, que intentaba encajar las piezas sin tomarme por una psicópata, aunque quien sabe lo que estaba pensando en su interior. Me reía por cada cosa sin sentido aparente que decía y por cada cosa peor que yo pensaba. En esos momentos verdaderamente me lo estaba pasando bien. Ya era tarde y debía irme yo esta vez. Me despedí más alegre que el día anterior y me quedé con la frase que más alegría me dio: ``Vete de tu casa, ¡YA!´´ Nunca pensé escuchar eso de nadie. Me reí durante todo el camino, al día siguiente cada vez que me acordaba de la frase. Esperaba verlo de nuevo esa tarde, y así fue. Me reía como nunca cuando hablaba con él, sentía que verdaderamente me comprendía. Y aún ahora lo sigo sintiendo, cada vez que hablamos y decimos nuestras cosas aparentes sin sentido, pero que en realidad a mi me resultan las mas cuerdas de todas. Espero, que un día no muy lejano, pueda darle un abrazo con toda la alegría que él me hace sentir, y que ahora es lo que me mantiene alegre.
Gracias amigo,
Aikoharukaze