sábado, 4 de abril de 2009

-Tras Su Mirada-


Me encontraba rodeado de una luminosidad que no había presenciado nunca, mis ojos intentaban graduarse para poder vislumbrar algo en tanta luminosidad. Una figura se formó de entre la luz, y una silueta angelical apareció. El pelo suelto se alborotaba a su alrededor, sus manos estaban descansando a su lado como si flotaran y su vestido volaba lo suficiente como si pareciera que el viento la acariciaba con dulzura. Unas pupilas brillantes sobresalían de la oscuridad de su rostro, su flequillo tapaba gran parte de su cara y al estar a contra luz me resultaba difícil distinguirla. Un resplandor me dejó ver la claridad en su cabello, era rubia como el sol. Su vestido verde claro hacia que su piel morena resaltara. Ahora la tenía a menos distancia, intenté andar hacia a ella, estirar mis manos para cogerla y no soltarla. Ella se detuvo y me sonrió. Su sonrisa me deslumbró y cautivó, se acercó a mi y lentamente posó sus labios sobre los míos.

Abrí lentamente los ojos, la claridad de la mañana me daba completamente en la cara. Me había quedado dormido en el césped del jardín, sobre la tumbona. Y mi padre no se había molestado en llamarme cuando llego. ¿Habría llegado?. Hacia días que no aparecía por la noche en casa, y no me extrañaba. Desde que mi madre lo dejo por borracho y mujeriego se pasa las noches en casa de fulanas. Yo me quede con él por que a mi madre le daba pena dejarlo abandonado de una cabeza cuerda. Y claro, ella no quería aguantarlo, pero yo por ser su hijo , debía soportar todo lo que se me viniera encima.
Me levante despacio, en mi cabeza aun rondaba algún recuerdo de mi sueño. Mi sueño. Lo recuerdo, esa chica de melena como el sol que me dio un beso. ¿Un beso? Pero ¿Como es que había soñado con alguien así? ¿Y por que me había besado?. Dicen que los sueños son deseos internos de nuestro subconsciente, o también que son premoniciones. Chorradas. Yo ¿Creer en premoniciones? Ni en broma.
Me dirigí a la puerta del jardín la cual seguía abierta, mi gato maullaba pidiendo alimento. Me acerque al estante de la cocina y le eche su porción de la mañana. Como suponía mi padre no había aparecido por casa. La puerta de la calle sonó mientras me duchaba, con la toalla puesta me dirigí a la entrada y abrí. El entro detrás mio casi sin mantenerse en pie, se fue a su cuarto y escuche como sonaron los resortes de la cama al él echarse encima.
Termine de ducharme, cogí mis llaves y salí con paso ligero de mi casa. Era sábado, no tenia nada que hacer pero tampoco me apetecía quedarme en mi casa sabiendo como había pasado la noche mi padre. Me dirigí a los grandes almacenes que se encontraban a pocos pasos de mi casa. Entre a la tienda que encontré mas agradable, pasee por sus largos pasillos y destaque un par de botines que parecían estar bien y bajos de precio. Me acerque a los botines y mire la etiqueta, en efecto eran de una buena marca y costaban poco, cosa que me podía permitir. Me acerque a la cajera y le tendí los botines. Y fue, cuando percibí de refilón como unos ojos me seguían con la mirada. Desvié mis ojos y distinguí el resplandor del sol sobre un mechón de pelo que se alejaba calle abajo. Rápidamente deje el dinero que llevaba sobre la mesa y cogí la bolsa de los botines, corrí calle abajo por donde creí haber visto que se escapaba el resplandor.

Me detuve exhausto junto a la fuente que se encontraba en medio de la plaza principal. Moje mi mano en el agua fresca y me la pase por la cara. Mi pelo liso y largo se deslizo hacia delante cuando apoye mi cabeza sobre mis manos. ¿Que hacia siguiendo a una alucinación? Dios, no me reconocía. Levante la cabeza y mire hacia el horizonte. Una figura se alzaba frente de mi, y contemple el pelo alborotado movido por el viento. Mis ojos se abrieron como platos, ¿era cierto lo que estaba viendo? No me lo podía creer. Me levante de un salto y me detuve cuando intente andar hacia ella. Poco a poco se acerco a mi, y vislumbre sus ojos marrones verdosos, y su pelo castaño. Era castaño, pero con la luz del sol tenia reflejos dorados. Llevaba un pantalón vaquero oscuro ajustado acabado en campana, con una camisa de color canela de escote acabado en pico y una chaqueta marrón que cubría suavemente sus hombros.
-Hola.- Su voz sonó mas grave de lo que me imaginaba pero aun así era delicada y fina. Como la voz de un ángel. En su rostro se extendió una sonrisa al ver mi cara de asombro y sus ojos brillaron con un aire puro y picaron.- Tenia ganas de verte, Charlie.
¿Sabia como me llamaba? ¿Acaba de decir mi nombre? ¿Que tenia ganas de verme? ¿Como?