miércoles, 28 de abril de 2010

_Ç* Caminar*Ç_


-Ya estamos aquí, Maestro.- Yo me encontraba resguardada detrás de él deseando que después de todo me recibieran con los brazos abiertos de nuevo. El Maestro alzaba majestuosamente las alas a su espalda, siempre admiré las texturas de ambas, aunque no se parecen en nada. Una es blanquecina que brilla con luz propia, las plumas son suaves al tacto y cuando se agita da un aire cálido y tranquilizador, la otra es completamente escamosa, escamas azuladas rasposas que te hielan la piel con solo un soplo de aire. El rostro del Maestro siempre está bajo la capucha de su capa, ya que su aspecto a más de uno de los nuevos podría causar un shock.


Me acerqué unos pasos, y el Maestro extendió los brazos protector hacia mi. Me incliné y le saludé como antaño.
-Maestro.- Tragué saliva sintiendo como la mirada de James se clavaba en mi nuca.- Siento haberle abandonado, no pensé que mi pequeña escapada acabara siendo la causa del alejamiento mio para con vos.
-No importa hija.- Hacía mucho que no escuchaba la vos del Maestro, mis pelos se erizaron, mis ojos se cerraron con fuerza y se creó un nudo en la boca de mi estómago que apenas me dejaba pensar.- Un error lo tiene cualquiera. Acércate y muéstrame en la mujer que te has convertido.
Me acerqué, aún sabiendo que lo que él haría no seria abrazarme ni mucho menos. Paf... su mano angelical chocó contra mi rostro, la fuerza del maestro no había menguado en absoluto, salí disparada a la pared y mi columna sonó como si se hubiera roto en mil pedazos.
-¿Crees que podrías volver tal cuál y sin haber matado a los que conocen tu existencia? ¿De verás crees que soy tan estúpido como para no darme cuenta de ello? Tú, James, recógela del suelo y llévala a que termine el trabajo empezado. -Se acercó a mi, me cogió del pelo y estirando de el para que subiera el rostro para encararse me dijo- Si quieres volver a pertenecer aquí, cumple tu cometido.




-Gracias James, ya puedo sola.- Me zafé de su brazo, pero las piernas me fallaron. El seguía con el algodón en la mano intentando limpiar la herida del labio.
-No debería de haberse puesto así.
-Bueno, ya lo conoces, si uno de sus hijos lo abandona e intenta regresar... Ya sabes lo que le hizo a Renial cuando volvió del cielo... Nunca se lo perdonó y ahora está muerta.
-Pero, Ludovica, al menos a ti te dejó vivir. ¿Eso no lo hace piadoso?
-James,- suspiré, y reuní mi mirada con la de él. Él posó su mano sobre mi mejilla magullada, aunque sentía dolor no quería que apartara su mano de mí.- vi como mataba a Renial, a mi propia madre delante de mí, y si eso no fuera poco me obligo a abrirla para que me comí...
Posó sus labios sobre los míos acallando mis palabras, nunca olvidaré el sabor amargo de las entrañas de mi madre discurriendo por mi garganta. Nunca entendí por que mi padre me obligó a hacer tal cosa.
James me abrazó y me llevó hacia él, y poco a poco separó mis labios e introdujo su lengua en mi boca, esa sensación revolucionó mis sentidos, volví a recordar la sensación anterior. La calidez y humedad de su lengua eran un veneno para mis sentidos.
-James...- me separé y entreabrí los ojos para ver como él reclamaba mis labios, mis manos, mi cuerpo.- Debemos ir, debo terminar la misión.
Se incorporó, y ya desinfectadas mis heridas salimos en busca de la víctima.



-¿Es aquí?-
-Sí, ve por la primera planta, yo te esperaré arriba.- James hizo lo que le dije, yo corrí y escalé la fachada. Tenía que encontrar a mi madre adoptiva, puede que a mi padre adoptivo no le importara yo lo suficiente como para creer a mi madre,pero eso no significaría que condenaría a mi madre, la que me había criado con fervor estos últimos 14 años. Entré en su habitación, mi madre estaba atada a el armario y el deshecho de hombre que había sido mi padre tenía el pecho abierto justo por la mitad.
-Ahora, termina la misión.-Susurró el Maestro, mi verdadero padre, en mi oído. Mi madre amarrada me miraba suplicando, me rogaba que no cometiera esa barbarie...

¿Que hacer? Matar de nuevo a mi madre, o por el contrario, enfrentarme a mi padre, el general de los Portadores, la llave entre los mundos, el más poderoso ser de la ranura entre un mundo y otro....