martes, 2 de mayo de 2023

Efímero

 ¿En qué te conviertes cuando ya no eres nada? 

Ese momento en el que pasas desapercibido para aquella persona que lo es todo para ti. Aquella persona que suponía tu fuerza y tus ganas de seguir. Quién suponías tú, te apoyaba en tus decisiones y siempre estaría ahí. 

Cuándo ya sólo se consume en sí misma y no ve más allá de lo que tiene enfrente. Cuándo un simple pestañeo para enfocar más lejos le supone una pesadez. Cuándo ves como se va consumiendo pero no te busca ni te espera, no se abre ni se esfuerza. Se refugia en otros brazos, intangibles y sin persona. Esos que esa persona considera más importantes. 

Y mientras tanto, tu esperas que de algún modo te apoye más allá de los simples asentimientos de cabeza. Que te sonría con fuerza y ganas y no como si una obligación fuera. Que por un día salga de sí misma anteponerte frente al mundo. 

Más eso no ocurre, otra vez. De nuevo vuelve a enfrascarse en ese cristal vacío que considera hogar al que tu no puedes llegar sino a base de romperte las manos por pegar puñetazos al espejo de vidrio que no refleja más que tu patético intento por alcanzarla. 

Y sin embargo, no puedes rendirte. Debes seguir con tu carga, y la de al lado, y la que vendrá más allá. Porque seguro que hay otra una vez que enfrentes esta. Porque siempre acabarás encontrándote sola allá donde vayas. Porque por mucho que te esfuerces, la realidad es que al final, no sirve de nada persistir. No sirve de nada intentarlo de nuevo. 

Siempre en el mismo punto pero nunca en el principio. Siempre en el mismo final pero nunca acaba. 

sábado, 11 de marzo de 2023

Creciendo

   

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                  Sabía desde hace mucho tiempo que tendría que elegir. Ella, que estaba rota, no podía seguir recomponiendo sus pedazos si tenía que luchar contra los afilados cuchillos que la rodeaban. Tenía que elegir. 

                Elegir si permanecía en ese lugar, soportando la carga, esperando y rogando porque cada una de sus barreras aguantaran las estocadas que daban sus contrincantes, esos a los que una vez consideró amigos. Esos que hacían que ella se sintiera menos sola, más útil, que fueron su compañía en momentos que ahora le parecían muy lejanos. Pero esas personas ya no eran lo que ella conocía, lo que necesitaba para seguir fortaleciendo las barreras de su alma. Tenía que elegir.

               La otra opción era seguir sola adelante, sin mirar atrás. Buscando en sí misma el apoyo suficiente para continuar con ese empeño de seguir adelante. Se veía a si misma pudiendo hacerlo. Llegando a sus metas, a sus sueños e ilusiones. Porque, había aprendido, para llegar a conseguir lo que quería solo necesitaba creer en sí misma. 

                Tomada ya la decisión prefirió continuar su camino, aunque sola, encontraría más razones para seguir luchando si no acumulaba más cargas, cuchillos, estacas... 

                Y esperó que con eso fuera suficiente. Con sus ganas, sus sueños y esperanzas, consiguiera avanzar.