lunes, 4 de julio de 2011

*`-> Esperando el milagro <-´*

Gotas de rocío quedaban prendidas a las ventanas de la casa, y con el concurrir de la mañana corrían veloces en una carrera hasta el borde del cristal. Dentro se respiraba tranquilidad, todos estaban fuera de casa.


La puerta de la entrada se abrió, el golpe de las llaves callendo en la mesa de la entrada indicaba que alguien habia llegado a casa. Con un suspiro se dejó caer en la mesa del escritorio y al presionar el botón de encendido sonó el `pi´ que avisaba de que el aparato estaba en marcha. Se levanto del asiento y cogió una botella de agua fría de la nevera, bebió un poco y volvió al ordenador ya encendido.


Tecleó su msn, y esperó. Mientras, entró en Tuenti y comprobó que no tuviera nada por ver, era extraño, pero tenía un par de mensajes privados. Abrió primero uno, en el que le comentaban algo irrelevante sobre una imagen que había subido hace poco. El otro era de una chica, a la cual habia conocido hace poco, y con la que no había tenido mucho trato. El mensaje no dejaba ver nada fuera de lo normal, un saludo común y unas cuantas palabras de reencuentro ese mismo viernes. Contestó al mensaje con ganas de que llegará el día señalado y poder verla y así conocerla mejor, ya que parecía que era una gran persona.





Era viernes a media tarde cuando ya listo salió en busca de su amigo para ir al río, donde encontraria a la mayoría de sus amigos, y a esa chica que le envió el privado. Después de ese, fueron otros privados bien recibidos donde mantenian una conversación bastante entretenida sobre grupos de música heavy. Habían intercambiado gustos y él había podido enseñarle sus videos de youtube de cosecha propia. Llegó al río con su bici, y no la vió, se empezó a preocupar porque quizá no aparecería por allí. Con esa intranquilidad se acercó al resto de su grupo y los saludó.


Pasó el tiempo, y miraba de vez en cuando a la multitud ya asentada y a la que se acercaba de tanto en tanto. Bastantes personas concentradas en un mismo punto que ya no era lo que había sido, ese ambiente agradable de intercambios donde se podían hacer amigos con facilidad. Ahora la mitad de los que allí se encontraban iban para beber, y conseguir un rollo de un día, sin buscar nada serio. El ambiente había decaido bastante y se notaba, es más, él lo notaba. Deseaba encontrar otro lugar tranquilo en el que conocer amistades no supusiera hedor y desagradables compañias. Volvió a mirar en deredor y vió como una mano se agitaba sobre una cabeza. ¿Era a él? Miró detrás del grupo que estaba parado, y de entre ellos salió una chica menudita con dos coletas, que le sonreía feliz. ¡Menos mal!, él ya creía que no la vería.
-Hola.- Saludó cordialmente con una sonrisa.
-Hola.- Ese `Hola´no sonó como cualquier otro, ya que ella le daba vitalidad propia y se notaba la alegría en él.- Te estaba buscando, pero no te lograba encontrar. Hasta que he dicho, ¿por qué no levanto la mano y el primero que mire y me reconozca seguro que es él?... y en efecto.
Se carcajeo y le abrazó. Después, un tanto incomoda se separó de él y mirandolo con ojos interrogativos sonrió. Él no pudo hacer otra cosa que devolverle la sonrisa.
-¿Quieres que demos una vuelta?- Ella asintió enérgica, y entonces él pudo darse cuenta de como sus tirabuzones saltaban a la par que ella.
Dierón un paseo alegre y ameno, en el cual hablaron sobre cosas de cada uno, haciendo que se conocieran un poco más. Entonces ella se paró y fue corriendo a abrazar a una amiga. Miró hacia atrás y sonriendole le indicó con la mano que se acercará.
-Mira, te presento a mi amiga, Eleonor.- sonrió y le dió un beso a su amiga en la mejilla.- Eleonor, él es Cobra.
-Hola.- Saludó él neutral.
-Encantada de conocerte, Cobra. - frunció el ceño.- Qué nombre más... particular.
Y se rió junto con su amiga. Cobra las acompañó en el chiste y quedó mirando a Eleonor, era esbelta y tenía una cara preciosa. Con la nariz recta, los ojos grandes y de un color celeste verdoso que contrastaba mucho con su pelo rubio de mechas violetas. Sus labios no eran ni finos ni muy gordos, y como mas tarde pudo comprobar, ella se los mordía con frecuencia. Era realmente hermosa.
Pasarón lo que quedó de tarde juntos, los tres en un rincón apartados de todos, contando anécdotas e historias particulares. Eleonor siempre sonreía con las cosas que Cobra contaba, y eso a él le agradaba porque su sonrisa era la más hermosa que había visto. Cada vez que lo hacía, sus mejillas tomaban color rosa. Hanna, la amiga que conoció por Tuenti anunció que debia irse ya a casa. Cobra y Eleonor la acompañaron parte del camino, al llegar al cruce de la calle Sierpes tuvieron que separarse.
-Adios chicos, me ha encantado verte Cobra. -Le dió dos besos en la mejilla, y un abrazo a su amiga Eleonor.- nos vemos otro día cariño, cuidate.
-Hasta luego, llamame. Siempre estoy libre para tí.- Sonrió Eleonor.
-Hasta otro día. ¿Te conectarás?.-Ante el asentimiento de Hanna, Cobra le sonrió.- Entonces hablamos luego.
Hanna corrió calle abajo, Cobra miró de reojo a Eleonor la cuál contemplaba a Hanna desaparecer en el siguiente cruce. Entonces ella lo miró y se mantuvieron la mirada largo rato. Ella sonrió, y él a su vez.
-¿A dónde vas ahora?- Preguntó él con interés.
- Volveré a casa, es tarde...- contestó ella bajando la cabeza y observando su reloj. Asintió. -Me ha agradado mucho conocerte.
-Y a mi el conocerte a ti, preciosa.- Ella sonrió torcidamente y él suspiro. El día se acababa y aunque había sido un gran día, no quería que terminara.- Oye, ¿me darías tu tuenti?.
Ella asintió: -En realidad lo tiene Hanna, es Eleonor Aromadel Amanecer. Muy cursi, ¿eh?
-Es perfecto.- Dijo él.- Te agregaré.
-Sí, bueno, he de irme. Hasta pronto.- Ella se puso de puntillas y le dió un beso en la mejilla.- Chao.
Y se alejó, dejandolo solo y con un cosquilleo allá donde lo había besado.

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