jueves, 2 de septiembre de 2010

*- Isla mahor-*

Me miré al lago, mi reflejo no era nítido, quizá por el golpe que me habían dado en la cabeza. Mi pie estaba atado a la corteza de un árbol y a mi lado un hombre de mi misma edad estaba apoyado contra el. No sabiendo donde me hallaba miré a mí alrededor y me descubrí rodeada de manzanos y naranjos, en mitad de ninguna parte. El cielo estaba despejado y unas breves nubes grisáceas paseaban por el, no había sol, pero la claridad me llegaba.

El hombre gimió, y yo me moví hacia el para darle la vuelta. Estaba en perfectas condiciones, salvo por una pequeña cicatriz que tenia justo debajo el ojo derecho. Abrió los ojos y no se asusto cuando me vio, sin embrago, sonrió como si me reconociera.

-Hana, hacia tiempo que te esperaba.- Susurro el hombre con voz enronquecida.

-No le conozco señor, podría decirme donde me encuentro, si es usted amable.- El hombre sonrió y asintió, hizo ademan de levantarse asique le ayude a asentar bien la espalda en el tronco del árbol.-Estás en la isla Mahor, o isla mayor, es donde envían a las personas como tú y como yo. Nosotros somos aquellos que no saben donde meter, aquellos que no saben como juzgar, aquellos que quedan olvidados mas allá de los limites de los ojos, mas allá de cualquier evaluación, nosotros somos los olvidados.

Cierto que tenia mi misma edad, al menos su cuerpo, pero el ser que estaba dentro parecía tener mas de 150 años, le costaba pronunciar las palabras, y además apenas podía mantenerse erguido. Me di cuenta que el tenia la mano enganchada a la rama, y comprendí el porque de su delgadez. En el árbol que nos encontrábamos ya no quedaba ningún tipo de alimento, no sabia decir si era un manzano o un naranjo, pero daba igual, la fruta que dio alguna vez, ya no la daba.

-Es decir, nos han olvidado más allá del limbo. Usted me esta diciendo que estoy muerta y olvidada, que no tengo derecho a un juicio divino. Y… ¿porque he sido olvidada?

-Mi niña, ¿no has pensado alguna vez que todo lo que hacemos en el mundo es por y para algo? Pues si, es por que lo debemos a los demás, no a nosotros mismos, y es para que igual que los demás reciben cosas de nosotros, nosotros recibamos cosas de ellos. Pero la persona que rompe el equilibrio entre dar y recibir, las personas que en vez de dar, solo reciben o al revés, acaban olvidadas. Por que no se sabe como juzgarlas, si por ser demasiado bondadosa o por ser rácana, quizá tan solo es que han vivido demasiado fácil, o demasiado difícil la vida… pero ellos no lo saben, y por eso, tampoco se les puede juzgar.

`` En mi caso, siempre he sido y seré un mendigo que no recibirá nada de nadie, y por eso morí, porque nadie me ayudaba, porque nadie escuchaba mis palabras, aunque fuesen ciertas la gente ya no escucha como antes, la gente ya no tiene fe, aunque, de eso hace mucho tiempo, ahora ya no perdurara nada…

-Entiendo, yo estoy aquí porque mi vida fue demasiado fácil. Debo salir de aquí, no es por incordiarle pero no quiero acabar como usted. Sabe si hay mas gente como nosotros aquí, ¿Verdad?

-Consiguieron salir, pasar al otro lado del lago. Yo llegue aquí y una pareja de ancianos trabajaban juntos para reconstruir lo que no consiguieron en la vida. Y un día, me desperté, y no estaban a mi lado. De eso hace ya mucho tiempo, pero aquí el tiempo no tiene importancia.

-De acuerdo, trabajaremos juntos entonces.- Me aleje y conseguí coger un par de manzanas que estaban en el suelo, el se encaramo en el árbol y construyó una pequeña despensa. Yo cada día le daba comida y agua, lo duchaba y le contaba historias, lo trataba como a mi propio padre. Él disfrutaba de mi compañía y dejaba transcurrir las horas gozando de lo que yo le daba. Un día alguien llegó y se lo llevo, pero yo, yo me quede allí, esperando mi hora, esa hora que nunca llego…

¿Qué hice mal? ¿Por qué no conseguí mi libertad? Sabía solo una cosa, me quedaría allí por siempre…hasta que descansara de verdad y pensara en alguien que no fuera yo.

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